Auzmendi ha contribuido a la proyección de la ciudad, a la libertad de expresión, a la osadía y a la estética de toda una generación.
Sus escaparates son un guiño continuo a las pulsiones humanas de una ciudad marcada por su esencia contenida y pudorosa, que Auzmendi pone en evidencia sin rubor.
Los maniquíes, ataviados con prendas de Prada, Dolce&Gabbana, Miu Miu, Marni, Céline o YSL, se transforman en objetos de exhibición, anulando todo límite entre costura y arte, y aportando como toda expresión artística, parte de su identidad a la urbe.
Donostia, coqueta y elegante, pugna de la mano de Auzmendi, por convertirse en uno de los centros neurálgicos de la moda, definiendo un estilo de vida y una experiencia de marca.
Así como los espacios públicos generan oportunidades de convivencia, el prêt a porter de luxe de Auzmendi convulsiona la relación entre los amantes de lo exclusivo y la ciudad.
Más allá de Auzmendi, es la propia ciudad la que expone las limitadas series de los grandes modistos construyendo una visión de la ciudad más cercana a la estética y al glamour.
La moda se abraza, así, con fuerza a la ciudad.